Celos
Los rayos plateados de la luna lamían la piel blanca de Narciso mientras éste contemplaba su reflejo en el lago. Ocupado en hacer mohínes coquetos, no vio a la ninfa Eco acercarse a él por la espalda, con los ojos hinchados de llanto al ver a su amante cautivado por un espejismo. El bello se inclinó hacia su reflejo, frunciendo los labios. Era el momento. Despechada, la ninfa agarró su cabeza y la hundió en el agua con furia, resistiendo los culebreos y las patadas del joven. Cuando todo terminó huyó al bosque, sintiéndose burlada. Atrás dejó a los dos Narcisos flotando juntos, por fin, en un abrazo acuático.
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5 comentarios:
Redondito redondito. A que no te cuesta nada hacer de éstos? Un besazo.
Evocador...
Qué bonito churri
Simplemente genial, Eva.
ME gusta mucho más tu versión que la original
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