Lluvia

El plan era perfecto, pero nadie contó con la temporada de lluvias. El río se desbordó y un torrente de agua dulce invadió la playa, arrastrando todo a su paso. Algunos soldados perecieron ahogados. La mayoría conseguimos nadar hasta los barcos. Pero lo peor fue el caballo, que ha amanecido flotando en el horizonte como un patito de juguete. Ahora los troyanos lo observan desde sus atalayas. Creemos que preparan una expedición para ir a buscarlo. Y, mientras, ese condenado de Ulises sigue sin aparecer.