Espía

Todos los días sube al tren en Sol para ir a la universidad. Tiene el pelo rubio y masca chicle de menta. Le gusta viajar junto a la ventana y yo le guardo el asiento con mi maletín vacío, que retiro segundos antes de que suba. No me reconoce. De pequeña, Ana la traía a casa algunas veces, aunque prefería no mezclar a su hija en sus líos extramaritales. Después, cuando el rostro brutal de su marido acompañó la noticia de su muerte en los periódicos, entendí tarde por qué. Durante el trayecto la espío con disimulo, preguntándome si será feliz. Ha heredado mis ojos.

Si el 7 de mayo estáis por Granada...

... Espero veros en la presentación de mi primer libro de cuentos, Susurros en el tejado, ganador del I Concurso Nacional de Nuevos Creadores y publicado por la editorial Alhulia. Será en la Sala de Plenos de Ayuntamiento de Granada a las 11.30 h, si no hay cambios de última hora, of course...

:-)

Ritos

Aquel pueblo apartado del mundo era famoso por sus procesiones de Semana Santa, en las que sólo participaban mujeres sumidas en una especie de trance místico. Julia se mezcló entre el público con su cámara y yo aproveché para perderme por las callejuelas estrechas, aburrido de tanto fervor religioso. En una plaza me crucé con un nutrido grupo de hombres que caminaban apresurados. Les seguí, curioso por saber cómo mataban el tiempo mientras sus esposas celebraban el domingo de resurrección. No fue hasta que les vi entrar en el cementerio cuando noté que iban armados. Los demás pueblerinos ya estaban allí, montando guardia ante las lápidas semiderruidas. Me quedé varios minutos observándoles, hasta que un movimiento de tierra y varios disparos me ayudaron a atar los cabos que faltaban. Ya anochecía cuando metí a Julia en el coche sin ninguna explicación. De todas formas no me hubiese creído.