Su compañero la encañonó mientras él revisaba la ficha policial. No había duda, era la misma mujer de la foto. Alta, caucásica, pelo castaño. Buscada en quince estados por asesinato, secuestro y robo. En la descripción alguien había añadido una nota escrita a mano: “Cuidado con sus ojos. No mirar fijamente”, alcanzó a leer antes de sentir el roce del metal contra su nuca.