Fantasmas
Cuando el espectro de la guadaña entró en la habitación del anciano usurero, encontró a sus compañeros flotando en una nube de líquido apestoso. Antes de poder reaccionar, el viejo se plantó ante él y le apuntó con un espray. Llevaba puesta su camisa de dormir y una chistera apolillada de tanto usarla. Avanzó hacia el fantasma con aire amenazante, mostrando una sonrisa desdentada. "Te estaba esperando", susurró, "tú y tus amigos me vais a ayudar a hacer unos cuantos cambios en mi pasado". El espectro retrocedió. "No podemos hacer eso, Scrooge", contestó con voz gutural. "Paparruchas", replicó el anciano. Y le roció con insecticida.
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