Susurros en el desván...

Hoy os dejo una reseña que me hace especial ilusión, porque gracias al blog de Marta María López, El desván de los libros, en los últimos años he descubierto muy buenos libros de cuentos. Así que me halaga y me alegra un montón que le haya gustado el mío :-)

Podéis leer su reseña pinchando aquí.

Flechazo

La joven se probó el zapato y, ante el asombro de sus hermanas, éste ajustaba a la perfección. El chambelán, eufórico, envió un mensajero al palacio. Habían sido nueve días de intensa búsqueda, pero lo habían logrado. No tardó en aparecer la carroza real. La chica se atusaba el pelo con nerviosismo, intentando emular la belleza que había lucido la noche del baile. Cuando el príncipe descendió del carruaje, todos enmudecieron. Cojeando, se acercó a Cenicienta y esbozó una sonrisa. “Por fin te he encontrado”, susurró. Entonces, le arrancó el zapato y, tras calzárselo, se alejó trastabillando sobre sus tacones cristalinos.

(Perversiones ya ha llegado a mi buzón, no os lo perdáis :-)

Sal

Nadie notó que aquel invierno iba a ser diferente al resto. La temperatura descendió, el aire helado cortaba las mejillas a los paseantes y pronto se declaró la alerta por nieve. Los camiones circulaban por las calles como manadas de dinosaurios, dejando a su paso un rastro de sal marina. El olor a mar comenzó a invadir nuestra ciudad de interior, y la noche nos sorprendía a veces escudriñando el cielo, esperando escuchar los gritos de las gaviotas.

Cuando cayeron los primeros copos, el agua se estancó formando primero charcos, después auténticos ríos de lluvia. Entre los adoquines y el empedrado de las aceras comenzaron a crecer plantas verdes, de aspecto gelatinoso, que se enroscaban en nuestros pies cuando tratábamos de caminar por aquella improvisada Venecia.

Las autoridades declararon el estado de emergencia y la mayoría nos confinamos en nuestras casas. Los que vivían en pisos bajos tuvieron que evacuar sus hogares, convertidos ahora en extraños acuarios donde los sofás y los cuadros convivían con peces de especies desconocidas. Desde las ventanas observábamos a los bomberos en sus lanchas, tratando de drenar aquella masa de agua que ascendía poco a poco, pero sin freno, decidida a devorarnos.

Algunos hombres se prestaron voluntarios para ayudar. Una mañana, mi padre se despidió de nosotros con un abrazo y una mirada de determinación en los ojos que me hizo sentir orgulloso. Navegaba junto a tres vecinos en una barcaza y, con una bomba, trataban de aspirar el agua, que ya alcanzaba el quinto piso de nuestro bloque. Yo le miraba desde mi habitación, fascinado, deseando parecerme a él. Las horas pasaban y el peso del agua que recogían parecía hundir su barca en aquel océano oscuro y embravecido.

Recuerdo que al caer la noche, la manguera que sujetaba mi padre se atascó, fueron apenas unos segundos. Él torció el gesto, dio una orden a sus compañeros, y entonces me vio, un niño de apenas once años, erguido en el balcón como un conejo asustado. Alzó su brazo para saludarme y de pronto surgió del agua un tentáculo gris, largo, monstruoso, que se enroscó en su cintura y le succionó antes de que pudiera pedir auxilio.

Nadie gritó. Yo presentía las pupilas abiertas y horrorizadas a mi alrededor, tras las cristales, pero todos los que presenciamos la escena permanecimos en un silencio espantoso. Me senté en la cama, aturdido, y cerré los ojos, mientras afuera rugía el sonido del agua al ascender, imparable. Hambrienta.

---------------------------------------------------

Actualizo para dejaros una pequeña entrevista que me han hecho en mi antigua universidad ;-)

Pronto, en sus librerías...

Ediciones Traspiés ya tiene a punto de salir del horno 'Perversiones', una antología de microrrelatos ilustrados que publicará dentro de su colección Vagamundos, y cuyo hilo conductor es que todos los relatos están inspirados en alguna parafilia, es decir, una conducta o práctica sexual extraña.

Por supuesto, con ese título, no pude resistirme a participar, y he tenido la suerte de ser seleccionada junto a muchos destacados plumillas como Ginés S. Cutillas, Isabel González González, Ángel Zapata, Andrés Neuman, Manu Espada y Óscar Sipán, entre otros muchos. El próximo 3 de diciembre será la presentación en Granada, así que tenéis tiempo de sobra para reservar vuestro ejemplar y escandalizar a vuestros parientes por Navidad. Yei.

Las letras dormidas en Onda Cero

Este domingo, sobre las 11, me hacen una pequeña entrevista en el programa Te doy mi palabra, de Onda Cero, sobre el blog, mis cuentos y demás. Parece que un oyente-lector ha estado recomendando mi blog, así que si andas por aquí... ¡muchas gracias! :-D

(Actualizo para dejaros el link de la entrevista. Es el audio del programa entero y yo salgo casi al final ;-)

Siete 'nanitos'

Era mi primer concurso de nanorrelatos y así me fue, pero como tampoco quedaron tan mal, aquí os dejo mis siete 'nanos' con los que pasé un rato divertido podando palabras para que no superasen las diez (¡qué angustia!).

Mamá
Al abrazarla, notó el bulto inconfundible de un enchufe.

Perdices
La besé, no despierta y los enanos vuelven armados.


Exilio

Añora Berlín y prefiere a su marido con bigote.

Revelación
La cara oculta de la luna es un párpado.

Cadáver
Esperamos tres días y lo escondimos entre los doce.

Zapato
Cuando sus hermanas descubrieron el dedo ensangrentado, era tarde.

Promesa
Si regresas, amor, nunca más volveré a matarte.

Un relato en BCN Week

Este mes la revista BCN Week incluye en su sección "Arroz negro" uno de los relatos de Susurros en el tejado. Se trata del micro Nadine y podéis leerlo pinchando en este enlace tan majo. De paso, aprovecho para recomendaros la revista al completo, que es estupenda y se lee en un pispás. ¡No os la perdáis!

Lecturas de otoño

Empieza a refrescar, las primeras hojas secas aparecen y el cielo gris invita a abandonar las terrazas al aire libre por el interior cálido de los cafés. Este otoño que empieza me ha traído unas cuantas lecturas que me han encantado, así que aquí os las dejo por si ya estáis empezando a recopilar títulos para leer en invierno.

Mi primera recomendación es La colina de Watership, de Richard Adams. Sí, habéis visto bien la portada: la historia está protagonizada por animales, concretamente un grupo de conejos que deciden abandonar su cómoda madriguera cuando uno de ellos presiente que les acecha un terrible peligro. No os confundáis: ni es una novela juvenil, ni tampoco una historia disney con fauna diversa montando coreografías en el bosque. Adams construye una novela que refleja la complejidad de la sociedad humana a través de las penalidades y las relaciones que entablan los protagonistas con los habitantes de las diferentes madrigueras que encuentran en su camino. Es una historia preciosa, emocionante y muymuymuy recomendable. Leedla ya, malditos.

Otra novela que me regalaron y que devoré en dos días es El adversario, de Emmanuele Carrère. Ésta narra la historia real de un médico francés, Jean-Claude Romand, que el 9 de enero de 1993 asesinó a su mujer, sus hijos y sus padres, e intentó suicidarse sin éxito. Durante la investigación, la policía no tardó en descubrir que Romand no era médico, ni tenía profesión, y que mentía desde los dieciocho años. A punto de verse descubierto, prefirió destruir a aquellos cuya decepción no habría podido soportar antes que confesar la verdad. Fue condenado a cadena perpetua. Carrère entabló relación con él y siguió todo el proceso judicial, tratando de desentrañar qué sintió y cómo vivió Romand durante todos aquellos años de mentiras. Es un libro magnífico, terrible y desasosegante.

Para quitaros el trauma, lo mejor es que continuéis con algo cómico, como El diario de Bridget Jones, de Helen Fielding. Reconozco que es una lectura más para chicas, en especial si, como yo, acabáis de cambiar de dígito. Y es que no es lo mismo leer este libro a los veinte, que te hace gracia y tal, que a los treinta, cuando te reconoces claramente en algunas situaciones y entonces no puedes parar de reír y de leerle párrafos enteros a quien tengas más cerca, que si es tu novio acabará asustándose de verte rodar por el suelo a carcajadas. Tanto si habéis visto la película como si no, el libro tiene mucho más que ofrecer (como suele ocurrir con cualquier adaptación cinematográfica) y os garantizo que os hará pasar un buen rato. Por supuesto, también os recomiendo su continuación: Bridget Jones. Sobreviviré.

Termino ya con dos libros fantásticos (por género y por calidad). Uno es Jonathan Strange y el Sr. Norrel, de Susanna Clarke, para mi gusto una obra maestra de la literatura inglesa, que narra la historia de dos magos en la Inglaterra de principios del siglo XIX. Como una Jane Austen ingeniosa y mordaz, Clarke construye un universo completo hasta el último detalle, contagiando al lector la ilusión de que la magia existió realmente en Europa. Si ya me he puesto pesada con La colina de Watership, con éste puedo llegar a ser realmente agresiva. ¡Leedlo o lo lamentaréis!

El otro libro es La soledad de los ventrílocuos, de Matías Candeira. Cuentos preciosos, profesoras que aterrorizan a sus alumnos con arañas amaestradas, cartas que cambian el destino de los habitantes de un edificio olvidado, un almacén donde se guardan todas las armas del mundo, un vendedor de cabezas reducidas, dictadores derrocados por bombardeos de flores, un mago moribundo que dicta su última voluntad, un agujero que canta boleros... En fin. Si os gusta mi blog, os gustará este libro.

Hale, a la librería, que ya estáis tardando :-D

Más reseñitas

Con el final del verano, aparecen nuevos lectores. Os dejo el enlace de la última reseña que ha aparecido de 'Susurros', escrita por Francisco J. Velázquez en la revista NGC 3660 :-)

Susurros en el tejado

En estos tiempos en que vivimos frenéticamente acelerados, como si estuviéramos ante una carrera en la que no se viera la meta, la brevedad se ha convertido en un estilo y un valor tan en auge, que las editoriales reservan destacados espacios para este género (ya antiguo) del relato breve, los ahora bien llamados microrelatos. Y hay que tener suerte (o buenos amigos) para que llegue a tus manos una joya como este Susurros en el tejado.

Bajo este título, ya de por sí sugestivo y misterioso, la autora nos presenta, a través de veintiún cuentos divididos en cuatro secciones (instantes, sueños, fábulas y susurros), pequeños destellos del verdadero terror (ajeno al grito fácil en una sala de cine). Nos regala una panorámica visión de temores y fantasías, pasando incluso por una revisión muy particular de cuentos populares de los hermanos Grimm o una alternativa a la Alicia de Lewis Carroll, ubicadas tanto en espacios frecuentes y situaciones cotidianas, como en ficciones atípicas regadas de cierto misticismo, o espacios temporales ajenos. Las historias no forman parte de un todo. A pesar de haber dotado al libro de una organización indexada, abrir el libro por cualquier cuento y empezar desde ahí es un ejercicio de fe que recomendaría. Ningún relato defrauda.


Medusa

Con la mirada fija en su escudo, el héroe le susurró palabras de amor eterno, acarició las serpientes de sus cabellos y le pidió un último beso antes de morir. Ella accedió y cuando sus lenguas se entrelazaron, sin darse cuenta, cerró los ojos.

Dulces

Nunca olvidaré aquellos días en que mamá nos llevaba a visitar a la abuela. Vivía muy lejos del pueblo y, cuando nos acercábamos a su casa, el aroma a azúcar llegaba a nuestras narices tan fuerte que a mi hermano y a mí nos hacía salivar. Ella nos esperaba en la puerta con una bandeja de dulces y, después de los abrazos, nos servía unas comidas deliciosas. Al terminar nos enviaba al jardín, mientras ella bajaba las sobras al sótano. Decía que eran para el perro, pero por más que insistimos nunca nos permitió ver o jugar con el bueno de Hansel. Me pregunto de qué raza era.

Y los lectores dicen...

Parece que varias personas a las que no me une ningún lazo familiar se han leído "Susurros en el tejado" voluntariamente y, además, les ha gustado. Aquí os dejo varias reseñas que han aparecido publicadas últimamente en Anika entre libros, el suplemento Culturas de El Comercio, el Diario de Ferrol y en el blog de Ignacio Illárregui.

Un relato en Páginas de Espuma

Hoy me he despertado con una gran noticia. Mi microrrelato "De cero" ha ganado el premio "Por favor, sea breve", organizado por la editorial Páginas de Espuma y el taller de Clara Obligado, en el que participaron más de 2.000 textos, así que pronto aparecerá publicado en una edición no venal junto a los otros 19 finalistas.

Os avisaré en cuanto averigüe cómo conseguirla. De momento sólo puedo decir: ¡Yeiiii! :-D

Error crucial

Cuando el Diablo envió a su hijo a la tierra, no supo prever que José y María serían tan buenos padres.

Una buena mujer

No dije que lo sabía. La dejé instalarse en la habitación de huéspedes y me aseguré de cobrarle dos meses de alquiler por adelantado. Mi hijo la observaba de reojo, mientras ella ordenaba sus trastos canturreando con voz cristalina. Me dio lástima que fuese tan bonita, con aquella piel tan suave y esos ojos de cierva, pero la nariz era inconfundible. Le llevé una cena ligera a su cuarto y le devolví la sonrisa antes de cerrar la puerta. Después avisé a las SS y, satisfecha, me senté a tomar un té.

(Sí, me he vuelto a enganchar a Relatos en cadena, qué le vamos a hacer ;-)

Espía

Todos los días sube al tren en Sol para ir a la universidad. Tiene el pelo rubio y masca chicle de menta. Le gusta viajar junto a la ventana y yo le guardo el asiento con mi maletín vacío, que retiro segundos antes de que suba. No me reconoce. De pequeña, Ana la traía a casa algunas veces, aunque prefería no mezclar a su hija en sus líos extramaritales. Después, cuando el rostro brutal de su marido acompañó la noticia de su muerte en los periódicos, entendí tarde por qué. Durante el trayecto la espío con disimulo, preguntándome si será feliz. Ha heredado mis ojos.

Si el 7 de mayo estáis por Granada...

... Espero veros en la presentación de mi primer libro de cuentos, Susurros en el tejado, ganador del I Concurso Nacional de Nuevos Creadores y publicado por la editorial Alhulia. Será en la Sala de Plenos de Ayuntamiento de Granada a las 11.30 h, si no hay cambios de última hora, of course...

:-)

Ritos

Aquel pueblo apartado del mundo era famoso por sus procesiones de Semana Santa, en las que sólo participaban mujeres sumidas en una especie de trance místico. Julia se mezcló entre el público con su cámara y yo aproveché para perderme por las callejuelas estrechas, aburrido de tanto fervor religioso. En una plaza me crucé con un nutrido grupo de hombres que caminaban apresurados. Les seguí, curioso por saber cómo mataban el tiempo mientras sus esposas celebraban el domingo de resurrección. No fue hasta que les vi entrar en el cementerio cuando noté que iban armados. Los demás pueblerinos ya estaban allí, montando guardia ante las lápidas semiderruidas. Me quedé varios minutos observándoles, hasta que un movimiento de tierra y varios disparos me ayudaron a atar los cabos que faltaban. Ya anochecía cuando metí a Julia en el coche sin ninguna explicación. De todas formas no me hubiese creído.

Lluvia

El plan era perfecto, pero nadie contó con la temporada de lluvias. El río se desbordó y un torrente de agua dulce invadió la playa, arrastrando todo a su paso. Algunos soldados perecieron ahogados. La mayoría conseguimos nadar hasta los barcos. Pero lo peor fue el caballo, que ha amanecido flotando en el horizonte como un patito de juguete. Ahora los troyanos lo observan desde sus atalayas. Creemos que preparan una expedición para ir a buscarlo. Y, mientras, ese condenado de Ulises sigue sin aparecer.

Damas

Nadie repara en ellos nunca, sentados como están en la única mesa del bar colocada bajo el televisor. Beben dos vasos de vino tinto que parecen durar todo el día, igual que la partida de damas que se disputan hora tras hora. El anciano barbudo juega las blancas; el calvo con gafas, las negras. Permanecen absortos en el juego sin prestar atención a la charla de los parroquianos, las risas de la camarera o el estruendo de la televisión. Nadie recuerda la primera vez que pisaron el bar, ni a qué hora llegan cada día, ni cuándo se marchan. En algún momento, alguien se lleva la copa a los labios y entonces, a través del cristal borroso, los ve allí sentados, jugando, como si no se hubieran movido de la mesa. A veces, el de las gafas consigue una victoria, y agarrando la ficha del otro, enseña sus dientes amarillentos y murmura: "Ésta es mía". El otro asiente, esperando el momento de desquitarse de la derrota. La ficha conquistada se evapora en el aire con un suave quejido de moribundo. Y si el anciano de gafas sigue sonriendo, el de barba no puede disimular un rictus de disgusto, mientras un penetrante olor a fuego y azufre se extiende lentamente por todo el local.

¿Y para cuándo el libro?


Muchos me lo preguntabais, algunos lo decíais en serio. Bueno, pues buenas noticias: el libro, dentro de poco.
:-D

Celos

Los rayos plateados de la luna lamían la piel blanca de Narciso mientras éste contemplaba su reflejo en el lago. Ocupado en hacer mohínes coquetos, no vio a la ninfa Eco acercarse a él por la espalda, con los ojos hinchados de llanto al ver a su amante cautivado por un espejismo. El bello se inclinó hacia su reflejo, frunciendo los labios. Era el momento. Despechada, la ninfa agarró su cabeza y la hundió en el agua con furia, resistiendo los culebreos y las patadas del joven. Cuando todo terminó huyó al bosque, sintiéndose burlada. Atrás dejó a los dos Narcisos flotando juntos, por fin, en un abrazo acuático.

Cuentos para leer mientras nieva

En estos últimos días en que Madrid se ha convertido en un terrón de azúcar helado, no hay nada que me apetezca más que sentarme con un libro y un café junto a la ventana mientras afuera cae la nieve. Ya sé que parece un cliché, pero ésta es la mejor época del año para descubrir nuevos autores e historias, y evadirse un poco de la rutina.

Así que, queridos lectores -los cuatro que me leéis, familia incluida (hola, mamaaá)- hoy me voy a saltar por primera vez mi costumbre de publicar sólo relatos, para recomendaros algunos libros de cuentos que he descubierto últimamente. Porque me apetece, hala.

- Las interioridades, de Félix J. Palma, un autor genial, con una habilidad
especial para introducir lo fantástico en la vida cotidiana, con unas historias preciosas que no dejan indiferente. Es autor también de varias antologías más, entre ellas El vigilante de la salamandra, que estoy leyendo ahora y también os recomiendo.

- The bloody chamber (La cámara sangrienta), de Ángela Carter, donde la autora revisita algunos cuentos clásicos de la literatura infantil, removiendo nuestros terrores infantiles de la mano de villanos como Barbazul o la Bestia, pero con un estilo donde el humor afilado y el erotismo se mezclan dando lugar a una mezcla escalofriante.

- Manderley en venta, de Patricia Esteban Erlés, una escritora con una manera deliciosa de retratar los pequeños conflictos del día a día desde una perspectiva diferente y original, adornada a veces con tintes fantásticos. A mí me conquistó desde el principio con su relato "Ada Neuman", que podéis leer pinchando aquí.

- Ajuar funerario, de Fernando Iwasaki, una antología de microrrelatos de terror donde se dan cita criminales, espectros, monstruos y supersticiones en historias que, en unas pocas líneas, consiguen ponerte la carne de gallina. Yo lo descubrí a raíz de los microcuentos que publicó en la antología Perturbaciones, de Salto de Página, gracias a la cual he descubierto a autores estupendos.

- Y por último, Cuentos completos, de Flannery O'Connor, representante junto a William Faulkner del llamado "gótico sureño" estadounidense. Aún no lo he terminado porque es un armatoste de 800 páginas, pero no me canso de él. Si no os animáis a comprar el librote completo, os recomiendo su antología Un hombre bueno es difícil de encontrar, con historias hirientes y sobrecogedoras, ambientadas en un Sur decadente y violento.

Y nada, que en breve seguiré colgando micros. Espero que alguno de vosotros siga mis recomendaciones. Y si es así, ¡buena lectura!

Fantasmas

Cuando el espectro de la guadaña entró en la habitación del anciano usurero, encontró a sus compañeros flotando en una nube de líquido apestoso. Antes de poder reaccionar, el viejo se plantó ante él y le apuntó con un espray. Llevaba puesta su camisa de dormir y una chistera apolillada de tanto usarla. Avanzó hacia el fantasma con aire amenazante, mostrando una sonrisa desdentada. "Te estaba esperando", susurró, "tú y tus amigos me vais a ayudar a hacer unos cuantos cambios en mi pasado". El espectro retrocedió. "No podemos hacer eso, Scrooge", contestó con voz gutural. "Paparruchas", replicó el anciano. Y le roció con insecticida.