Dragones
El único caballero que consiguió regresar del país de la bella durmiente llegó malherido, sin montura, con el terror pintado en el rostro y la barba adolescente encanecida. Habló a los aldeanos de un páramo sin horizonte donde sólo se escucha el clamor de los cuervos; de campos de huesos sin edad reluciendo como nieve al sol, y cadáveres desmadejados bajo una torre afilada como un colmillo. "Pero, ¿y el dragón?", le preguntaron, "¿Pudiste verlo?". Él respondió: "¿Qué dragón?", y lentamente se frotó el cuello, enrojecido por la huella fresca de un mordisco.
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3 comentarios:
Bien, Eva. Vengo del blog de Rosana y me encuentro con esta joyita. Vale, promete. Te enlazo y me paseo.
Un saludo.
Gracias Víctor, y bienvenido!
Muy buen blog Eva. Para seguirle los pasos.
Salud!
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