Autoridad

Lo primero que Sara y yo admiramos al llegar a Praga no fueron los edificios, ni el puente de Carlos, ni el reloj de la Plaza vieja. No. Lo primero que nos quedamos contemplando fascinadas fueron las arañas que poblaban la ciudad. Cientos, miles de arañas enormes, oscuras, trepadoras, con patas tan largas y delicadas que casi puedes imaginar cómo crujirían si las pisaras.

Arañas rápidas y temerarias que recorren las calles con la seguridad de un ser humano, sabiendo que los peatones prefieren esquivarlas antes que ensuciarse los zapatos con ellas. Sus telas recubren las antiguas estatuas de piedra, tapizan los arbustos de los parques y adornan las farolas del casco antiguo. Las autoridades las respetan. Apenas se ven moscas ni mosquitos en Praga. Tampoco fumigadores. Las arañas campan allí a sus anchas, sabiéndose dueñas y señoras de la ciudad.

Claro que mi hermana y yo ignorábamos todo esto la primera vez que vimos a una de ellas, gorda y negra, balanceándose en su red. Sara la señaló con una mezcla de repugnancia y curiosidad y se volvió hacia mí. “Mira qué araña más grande. Hazle una foto”, pidió. La araña interrumpió su cacería y permaneció quieta mientras yo disparaba mi cámara. Chac chac. Después quisimos irnos, pero se corrió la voz y en pocos minutos nos vimos rodeadas por las demás arañas. "No pensaréis iros tan rápido...", dijeron mientras chasqueaban sus pequeñas y afiladas pinzas.

Y entonces nos obligaron a retratarlas a todas: solas y en grupo, quietas o haciendo poses en la barandilla del puente. Exigieron ver todas las instantáneas y se quejaron de mi poca pericia como fotógrafa. Por fin, al cabo de una hora, nos dejaron marchar junto con el resto del grupo. Para entonces, casi todas las señoras se rascaban compulsivamente y algunos viajeros se quejaron. Patricio, nuestro guía, se limitó a encogerse de hombros con gesto paciente. “Lo mejor es no molestarlas...”, comentó.
Y continuamos con la visita.

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Foto: Sara Díaz Riobello.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajajajajajaja qué bueno!

Qué manera de contar un viaje!

Genial, qué bueno!

Anónimo dijo...

Eso es tener autentica mirada de escritora.

Parece tan fácil hacer de un viaje una aventura...y no lo es.

Muy bueno.

Ligia dijo...

Las aventuras de Eva y Sara en Praga... ¡De lo más original!
Un abrazo. Ligia

Fernando García-Lima dijo...

Qué bonita Praga, con o sin arañas... Ays, quiero empezar las vacaciones otra vez.

Ya me explicarás tu viaje (y te daré la chapa con el mío, tranquila).

Besos

Anónimo dijo...

Buff, frita acabe d las arañas y la paranoias d una viajera con las mismas...


Besitos!

Unknown dijo...

Es curioso, Sara visitó mi blog a través de una amiga. Sin quererlo se topó con mi fotolog...yo pasé por el suyo y acabé nadando en éste, lleno de fantansía.

Envidio tu capacidad de imaginar cosas, yo solo soy capaz de retratar lo que veo.

Tarde de sábado...antes del estudio leeré cada uno de tus posts.

Saludos.

Anónimo dijo...

Un post que habla sobre fotos de arañas y ¿es el único del blog que no tiene imagen que lo acompañe?

A veces eres cruel

Eva dijo...

Me alegro de que os gusten mis crónicas de Praga, no se puede negar que es una ciudad de cuento ;-)

Bienvenido al blog, Luis!! Espero que mis relatos te hagan más llevadero el estudio :-D

No soy cruel, Peit!! Pronto colgaré la foto, me la tiene que enviar mi hermana :-)
Además, si te fijas, nunca pongo foto en el post que va en primer lugar, se la añado cuando cuelgo otro nuevo ;-)