Lo peor de todo, piensa la joven, no es que la hayan separado a la fuerza de su familia. No. Ni tampoco que la hayan secuestrado en mitad de la noche, y que la estén conduciendo a tierras extrañas dios sabe con qué intenciones. Lo peor, lo que le revuelve las tripas de sólo pensarlo, es que todo el mundo creerá que la culpa ha sido suya. Que ha accedido de buen grado a fugarse con ese viejo gordo y pretencioso que ahora se pasea por la cubierta del barco rodeado por su corte de correveidiles. La joven tuerce el gesto e ignora su saludo cuando éste se le acerca en compañía de varios de sus cómplices, que agitan copas de vino entre cánticos y berridos. Si tuviera valor, se arrojaría al mar en ese mismo momento para ser pasto de los tiburones, piensa. Pero no lo hará. Seguirá viva aunque sólo sea para arrancarle los ojos a ese cronista vendido, petulante y analfabeto que, a apenas unos metros de ella, está falseando la historia de su tragedia. Ahora es el momento. Nadie mira. Con cautela, escondiendo la daga entre los pliegues de su vestido, la joven se acerca a él y antes de atacarle, ojea rápidamente su manuscrito.
- Omero, grandísimo obtuso, ¿acaso no sabes que Elena también se escribe sin hache?
7 comentarios:
"Omero". ¡Qué bueno! :D
:-)
Con "H" de "Hironía" ;-)
Pa que luego no digas... me ha encantado :)
Me gusta. Pero prefiero Helena con "h" a sin ella.
Y otra cosa. Es posible que Homero fuera ciego: ¿para qué quería los ojos entonces?
Mmmm, digamos que, según mi relato, Homero no era ciego hasta que le tocó las narices a Elena sin hache, ¿lo pillas? :-P
Lo pillo. Me gusta eso de "grandísimo obtuso".
Me quedo con Elena sin H.
Un saludo ;-)
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