Sigo viva

Confieso que llevo una temporada bastante larga desatendiendo este pequeño blog, y no tengo perdón. Los motivos son los de siempre: trabajo, amigos, lecturas, saraos, charlas y algunos proyectos literarios que tengo entre manos y de los que espero poder ir contando más en los próximos días.

De momento, os dejo con un pequeño micro para abrir boca. Espero que os guste.

Penitencia 


Las viejas comadres de la aldea, esas que ven pasar la vida hilando frente a sus chimeneas, gustan de contar a los niños la historia de mi espejo de cristal negro. De cómo invocando artes prohibidas encerré dentro a mi nieta más joven y después, durante una noche de luna llena, me desnudé y dejé que su luz oscura bañase mi cuerpo marchito, convirtiéndome en la doncella perpetua que ahora soy. Afirman que desde entonces mi belleza es eterna y mi perversión, infinita. Ignorantes, creen que es el Diablo quien inspira mi crueldad. No saben que, cada noche, me atormenta el llanto inconsolable de mi pequeña, que me pregunta, una y otra vez, si se ha ido el lobo y puede salir ya de su escondite.

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